Los jinetes del apocalipsis de la ultraderecha internacional son la xenofobia, el racismo, el antifeminismo y la homofobia. Con independencia de sus nombres, normalmente rimbombantes y capciosos, pregonan las mismas ideas en todos los países por donde cabalgan con un criterio único, radical y exacerbado. El conflicto de Afganistán ha dado pie para que, de nuevo, saquen sus ‘mejores’ esencias, enarbolando como bandera el rechazo a los refugiados en un momento en el que España y Europa se preguntan con el corazón encogido qué será de los que no han podido salir de aquel país.
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