Malas artes

Artículo de opinión publicado en infoLibre.es________

Si como dicen los académicos de la Lengua española, las malas artes son aquellos medios o procedimientos reprobables de los que se vale alguien para conseguir algún fin, vivimos inmersos en un mundo de malas artes y peores intenciones. Aquí y fuera de nuestras fronteras.
Las artimañas de Trump para favorecer a su amigo Benjamín Netanyahu son el ejemplo de lo peor de la calaña humana; por una parte, apoyando la masacre de personas, de niños, con un fin indudablemente crematístico. y, por otra, proponiendo un “alto el fuego” que no resuelve el mal de fondo que es la guerra de agresión y el genocidio que se estacometiendo en Gaza.
Estos mandatarios autócratas tienen como objetivo conseguir más dinero para sus negocios. Nos embarcan en guerras indefinidas o amenazan con el fin de que cada país desembolse cantidades exageradas detrayéndolo del bienestar de sus ciudadanos sin ningún escrúpulo. Matizan que esas cantidades deben gastarse en armas, nada de tonterías logísticas o de los conceptos que abarca la defensa, y además hacerlo comprando a empresas norteamericanas, por supuesto, y, lo que es más grave, exigiendo aportaciones a alianzas militares más onerosas que la propias, plasmadas en presupuestos hechos para beneficiar fiscal y económicamente a los máspoderosos.
En ese escenario en que los titanes imponen su fuerza, la postura de España, con su presidente negándose a dejarse llevar por las órdenes del presidente de Estados Unidos en detrimento de nuestra calidad de vida, se asemeja a un pequeño David con su honda, frente a un Goliat cargado de misiles y multiplicidad de aranceles. Reconozco la valentía de Sánchez, emulando a Gary Cooper en “Solo ante el peligro”, frente al pistolero del oeste americano. En este asunto y en la voluntad inquebrantable con la que denuncia que lo que está pasando en Gaza es un genocidio, pese a las críticas y las amenazas.
En casa, el panorama no es mucho mejor. Las malas artes se han aposentado entre nosotros expandiéndose cual Hidra de Lerna y su hija (según Hesíodo), quimera mitológica de múltiples cabezas y maldad que corrompen y contaminan todo. Leía la semana pasada en elDiario.es un artículo muy descriptivo de lo que se vive en el Parlamento: “El PP convierte el pleno del Congreso en un festival de gritos, aullidos e insultos para extender la idea de que todo es un desastre por culpa del Gobierno. Gracias al plan que traían de casa, el Congreso se asemejó a una discoteca llena de borrachos”.
En esa ocasión, la oposición se dedicó a despotricar a voz en grito contra la vicepresidenta Yolanda Díaz, en su estrategia de ir socavando cada escalón del Gobierno, hasta acabar con él. Da igual que la economía vaya bien, que se escale en el bienestar o que los ciudadanos puedan disfrutar de sus vacaciones con más tranquilidad que en otros años. Y, como estas situaciones positivas son nefastas para los planes del PP y su socio (o jefe, no sabemos) de la ultraderecha Vox, hay que omitirlas e instalarse en la anécdota real o inventada. Desde Goebbels, sabemos que una mentira adquiere la categoría de verdad aceptada cuando se reitera infinidad de veces. Para ello, hay que hacerlo de forma sistemática y constante. Da igual el momento o el lugar, lo importante es la reiteración. En esto, las emisoras, periódicos y redes sociales afines son instrumentos esenciales para que esta sinfonía suene bien. Políticos, periodistas, y especialmente tertulianos televisivos o radiofónicos que “dominan” todas las materias, que opinan sobre todo lo opinable, aun cuando solo toquen de oídas, pero, indefectiblemente con argumentos calcados a los que emplea la formación de la derecha de Génova 13, serán la sal y la pimienta para que el aliño tenga sabor intenso y sea digerible. La verdad muere a manos de la mentira y la manipulación.

INFORMACIÓN A LA DERECHA

Ese mismo día, 25 de junio, este medio, infoLibre, publicaba unos interesantes datos sobre cómo “el ecosistema mediático de la derecha domina la información que recibe la mayoría de los españoles”. Se refería a un estudio de audiencia del CIS y resumía:
“Los diarios que los españoles sitúan a la izquierda son los menos y suman, en conjunto, menos audiencia que la amplia nómina de periódicos—digitales y de papel— en la órbita de influencia de la derecha. (…) Una cifra abrumadoramente más pequeña que la de la derecha. Sumando solo los diarios situados en los primeros puestos (El Mundo, La Vanguardia, Abc, La Voz de Galicia, El Correo, 20 Minutos, El Periódico, El Confidencial, La Nueva España y La Razón), alcanzan un 18,9%. Si se añaden todos los demás, por pequeños que sean, el porcentaje de audiencia de diarios digitales y en papel controlados por la derecha se dispara por encima del 80%”
Como ven, estamos sometidos a un vapuleo informativo continuado y mayoritario de planteamientos conservadores. Con el agravante de que suele ocurrir que los contenidos reales no se correspondan con los titulares exagerados y lesivos para el Gobierno. Claro que, como lo escriben –ya sea en su páginas impresas o virtuales– articulistas “de prestigio”, las barbaridades y bulos que sueltan con la mayor frescura y desvergüenza se aceptan como axiomas y máximas indelebles. Estas opiniones se convierten el “hechos” y, sin solución de continuidad, pasan a ser falsedades que, tras su reiteración, alcanzan la categoría de incontestable realidad que irán recogiendo y propagando unos tras otros.

INSTRUCCIONES NEFASTAS

Las malas artes son de tal calibre que han invadido la judicatura y ahí vemos algunos juicios imposibles que continúan sin que nadie haga nada para decirle al juez de turno que su instrucción es una derrama de arbitrariedades, presunciones y apariencias que ocultan la falta absoluta de indicios, elementos probatorios y evidencias suficientes como para dar carpetazo al asunto. Uno de los ejemplos más paradigmáticos, en los que la presunción, la oportunidad y la mala praxis, son los elementos esenciales de ese cóctel, es el caso de Begoña Gómez, en el que el juez Peinado nos ha vuelto a sorprender con un nuevo escorzo en forma de Exposición Razonada (mejor sería decir irrazonable) a la Sala Segunda del Tribunal Supremo, consecuencia del interrogatorio sui generis (calificativo amable donde los haya) realizado en abril al ministro de Justicia, en el que se percibe la frustración y la soberbia de quien se le tuercen las previsiones preestablecidas en función de la persona y no de los hechos.
Presiento que la Sala de admisiones de la Sala Segunda del Tribunal Supremo está preparada para denegar, así lo ha pedido el Ministerio Fiscal, este despropósito, uno más de este instructor. El problema es que el daño ya está hecho y lo han aprovechado los adelantados de turno.

SUMA Y SIGUE

Como juez y magistrado que fui y espero volver a serlo (la esperanza es lo último que se pierde, mediante el CGPJ) tengo que suponer que, por ejemplo, el juez instructor delegado del Tribunal Supremo, señor Hurtado, reflexionó desapasionadamente y basándose en verdaderos indicios para dictar la resolución que acerca al fiscal general del Estado y a la fiscal jefa de Madrid al juicio oral en su contra. Pero no lo creo. Por el contrario, por más vueltas que le doy, no encuentro razón jurídica de peso para que el instructor haya abierto el Procedimiento Abreviado y para que las acusaciones hayan presentado escritos de acusación. Entre todas estas, la más inconsistente y éticamente reprochable es la sustentada por la asociación de fiscales conservadores APIF porque, por encima de la animadversión que puedas tener contra tu jefe (el FGE) eres fiscal y sabes que, en este caso, no existe base fáctica que sustente este ataque contra quien ostenta la máxima categoría dentro del Ministerio Fiscal y que con él, solo contribuyes a la degradación de la propia institución. Creo que la broma ya ha durado demasiado y la Sala de Apelaciones debe poner fin a esta deriva de consecuencias imprevisibles.
Creo que la broma ya ha durado demasiado y la Sala de Apelaciones debe poner fin –en el caso que afecta al Fiscal General– a esta deriva de consecuencias imprevisibles
Pero, si en esta vorágine infernal en la que nos hallamos, con un caso emergente de presunta corrupción que afecta a dos exsecretarios de Organización del partido socialista y a un asesor de uno de ellos, entre otras personas, el caso no se cerrara, habría que deducir que esas malas artes de las que hablamos están teniendo mucha más capacidad de influencia en las instituciones de lo que nos creemos. O que la suerte ya está echada y se aporte lo que se aporte, el Fiscal General del Estado acabará como un Dreyfus del siglo XXI condenado de manera falsa y arbitraria. A Dreyfus lo rehabilitaron doce años después tras ser degradado por traidor y deportado a la Isla del Diablo. Le acusaron en falso por ser judío. 125 años después, Francia se plantea ahora elevarle a general y alojar sus restos en el Panteón. En cuanto al FGE, Álvaro García Ortiz, temo que lo quieran degradar por ser coherente, profesional e independiente. Dicho de otro modo, por ejercer su cargo con coherencia y autonomía, por encima de favorecimientos corporativos ajenos a la verdadera justicia.

LOS “PATA NEGRA”

Cuando observo lo que está aconteciendo en el seno de la justicia, con manifestaciones de jueces y fiscales en la puerta del Tribunal Supremo, ataviados con togas y puñetas, declarando huelgas ilegales en los juzgados y tribunales, reclamando independencia y respeto a otros poderes del Estado, especialmente al Ejecutivo y al Legislativo, quebrantando la separación de poderes, insultando en algún caso, y atacando el proceso de elaboración de una ley, me echo a temblar porque me trae a la memoria las imágenes de otros países en los que esta dinámica ha sido la vía de puesta en escena de “golpes blandos” contra la democracia.
De ahí que, cuando leía el lema de la concentración: “Sin Estado de derecho no hay democracia”, lo suscribo, pero exactamente por lo contrario, frente a quienes con esos actos no respetan el Estado de derecho que proclaman y lo ponen en cuestión.
Con la huelga se ha pretendido oponerse a un cambio en el sistema de acceso a las carreras judicial y fiscal por medio de una oposición que todos sabemos que tan solo se basa en el aprendizaje memorístico y huye de la práctica. O se cargue contra los jueces sustitutos que honestamente hacen su trabajo durante años y, ahora, los “pata negra” judiciales los descalifiquen y les quieran impedir el derecho a consolidar su plaza en cumplimiento de decisiones de la justicia europea. Bien es cierto que en algunos puntos la norma deberá ser corregida con el fin de no dar “manga ancha” para que se ingrese en la carrera judicial sin la excelencia profesional cierta y meritoria que exige el verdadero titular del poder judicial que es el pueblo. Mecanismos hay, pero, desde luego, la pseudo-huelga vivida no es el camino.

CANTOS DE SIRENA

Finalmente, y, como conclusión de estas reflexiones, tengo claro que entre los artífices de todo este tsunami que afecta de manera directa a la institución de la Justicia –pero que recala en todas las costas nacionales e internacionales– hay que señalar a la ultraderecha. Han conseguido organizarse con el apoyo económico de los empresarios que rodean al presidente norteamericano Donald Trump y tienen como objetivo encomendado allanar los gobiernos, sometiendo las actuaciones progresistas y retrotrayendo a las sociedades a época antiguas en que la libertad estaba vedada, las mujeres se quedaban en casa sometidas al marido, la violencia sobre el cónyuge era algo normal en un matrimonio en que la esposa debía sufrir en silencio y cualquier planteamiento diferenciador de género se consideraba una vergonzosa desviación. Repasen la actualidad, vean qué sucede con las prohibiciones de Orbán con relación a la marcha del Orgullo del fin de semana pasado (en este se celebra la española) o cómo la extrema derecha francesa se jacta de infiltrarse en la manifestación de París… con el beneplácito del Ministerio de Interior francés.
Desde el ojo del huracán, en un momento crucial en que las mentiras avanzan y hacen peligrar la democracia, es preciso tener claras las prioridades ante quienes practican las malas artes y discernir la paja del grano para frenar el avance y consolidación de estos expertos en el fraude y la desinformación, porque su propósito nunca es ni desinteresado, ni inocente. Tengan mucho cuidado. Son el mayor peligro que nos acecha.