El tiempo pasa apenas sin darnos cuenta. Tempus fugit, como decían los romanos. Hace cuatro años, el 30 de mayo de 2016, tuve la oportunidad de caminar junto a las víctimas de Hissène Habré hasta el Palacio de Justicia de Dakar (Senegal) para asistir a la lectura pública de la sentencia para aquel dictador chadiano que asoló a su pueblo durante ocho años (1982-1990) dejando tras de sí a más de 40.000 víctimas mortales.
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